lunes, 13 de abril de 2009

Mis queridos coches 2

Un par de meses después de que reventase mi SEAT 127 estuve buscando otro coche. Finalmente encontramos un FORD Fiesta L bastante bien de precio. Me costó 50.000 pts y era de color verde feo.

Estaba bastante guapo, pero este fue el coche más desastre de los que he tenido, aunque incorporaba ciertas mejoras con respecto a mi viejo SEAT: Llevaba luces de emergencia, era un poco más grande, le funcionaba la calefacción, el lavaparabrisas iba en el pie junto al acelerador (esto no era una mejora, pero molaba). Sin embargo fueron más características y abundantes las cosas en contra: Para empezar la llave de contacto. Todo se abría con la misma llave. Lo curioso fue cuando un día descubrí que símplemente se abría (y se arrancaba) con cualquier llave, por lo que llegó a convertirse en una taquilla más cerca de la cafetería de la facultad para mis amigos. También se le caía la llave del contacto en marcha y tenía que buscarla para poder apagarlo. Como se abría con cualquier cosa, decidí dejarlo siempre abierto para así evitar al menos que me rompieran un cristal o algo. Me robaron dentro unas cuantas veces, pero poca cosa.

Un día conduciendo se partió el cable embrague, y cual fue mi sorpresa cuando en el taller me dijeron que ni siquiera llevaba un cable de embrague, sino más bien un alambre soldado para hacer el apaño. Igual que el radiador, que estaba lleno de agujeros y alguien lo había arreglado tapándolos con cemento. Tenía todos los manguitos completamente picados y algún problema eléctrico, porque me gastó dos baterías en 9 meses.

Pillaba a duras penas los 120 km/h, y a esa velocidad temblaba todo hasta tal punto que podías ver como algunos tornillos giraban (del volante para ser más exactos).

Un día casi al final del curso volvía yo a mi casa del Albayzin, bajando por la cuesta del Chapiz y me encontre a una tipa que subía cagando leches por mi carril. Nos chocamos de frente y ahí se acabó la vida de mi FORD Fiesta. Al coche de la otra (un SEAT Ibiza de los antiguos) sólo se le rompió un intermitente y a mi me partó el eje delantero, el radiador y un montón de tripas más.

Aquí se me ve esperando a que llegue la grúa para llevarlo al taller. Parecía grave y en el taller me querían cobrar por la reparación casi 10 veces más de lo que me costó así que para el desguace y a tomar por saco. 

Como dato curioso, cuando me choqué el cuentakilómetros marcaba 13.000km exactos, justamente lo que marcaba el SEAT 127 cuando explotó. Por esto me estuve comiendo la olla con mi siguiente coche, pero cuando llegó a 13.000Km no pasó nada.

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